Manos (A mi padre)
Llega la luz, espléndida, generosa,
como fueron las manos de mi padre
siempre dispuestas a dejar ayuda
en un orfanato y un asilo, desvalidos.
Llega la luz, espléndida, generosa,
como fueron las manos de mi padre
siempre dispuestas a dejar ayuda
en un orfanato y un asilo, desvalidos.
Noche del desierto
como te recuerdo
abrumando a la Esfinge
con trillones de estrellas.
Viento de Primavera
penetra en mis neuronas,
insufla mis pulmones
y déjame ese aire
de una resurrección.
Falta Poesía
entre tanta guerra.
Poder suplir balas por letras, granadas por palabras,
minas antipersonas
desactivadas por estrofas,
aviones que solo porten rimas…
(A mi nieta Mónica)
Revolotean poemas
como aves del cielo,
que suben, que bajan,
que vienen, que van.
Arriba, en el altillo
de techo abuhardillado
yace el baúl lustroso
que acoge los recuerdos.
Ondina, genuina, de todos los mares quien tuviera la magia de unos versos…
Ni lo pienses, vida
con marcharte ahora
que estamos dispuestos
a seguir la escena.
Cual pájaro herido
que vuela delante
de la flecha hiriente
que tenaz, insiste.
Te alejaste Sirena
llevándote tus pechos,
los que yo paladeaba
con dulzura y sapiencia.