Alzó los brazos
para horadar la noche.
Abro los ojos
para contar luceros.
Los que preceden
la Madrugada
y semejan dátiles
buscando oasis
en este desierto
de mi duermevela.
Con el primer rayo
de sol, encendido,
halle la manera
de evadir recuerdos
que asaltan, permanentemente,
las pocas distancias
que ahora me quedan.
Suene sonatina
de claro fraseo
con notas, virtuosas,
que abrazan el alma.
Y permitan tenga
siquiera, un instante,
de abrigo afectivo
plasmado en el beso
que nos trae El Alba !