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Trovador errante
has regresado
con tus cantares
plenos de alegría.
Con tu paso silente
entre perfumes,
con mil susurros
hechos melodía.
Finge que sueñas
mientras ensimismado
creas los arrullos
insinuantes.
Busca la reina
que merezca el trino,
cadencioso y sutil,
entre brillantes.

Quito 1959. 

 

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