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Mariposas (A mi sobrina Camila)

Ya no son los poetas

los que escriben,

mas si las mariposas

con sus alas,

cuando ponen al rayar

de la mañana,

lentejuelas de luz

sobre la escarcha.

Cuando dejan sobre la siesta

de la tarde

su largo velo, febril,

entretejido,

de relucientes hebras

 parpadeantes

sujetas por alfileres

de colores.

Vienen de muchas partes,

encantadas

por una mano prestidigitadora,

prodiga en hechizos

forasteros,

que buscan reposo a sus afanes

sobre dinteles

de jardines tuyos.

Y cuando los breves guiños

vespertinos

comienzan su desfile

con las horas,

son las mariposas

nuevamente,

las que ciñen la luz

anochecida,

en un éxtasis final

de resplandores.  

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