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Desvalido quedose el derrotismo

que invadía hace lunas mi existencia,

todas ellas menguantes, sin remedio,

sin atisbos de una nueva luna nueva.

Más ,un rayo de salud inesperada

vino a darme confianza y energía,

sacudida de fuerza, precedida

por los trazos primeros de la Aurora.

Esa aurora que pregona la mañana

 que no sabe de miedos ni de dudas,

solo trae la vida enamorada

de sí misma y de tantas criaturas.

Vuelve el canto, la nota primeriza

que arranca delicada su armonía,

crisol de amor, festejo de esperanza

mar de sosiego, trasfondo de alegría.

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