Nos seduce la luna
para llevarnos, tierna
a su mansión secreta.
Mansión donde discurren
los amores traslucidos
entre rayos lunares
como juego de espejos.
Los romances soñados
por todos los poetas
cuando prestos capturan
las musas entre rejas.
Que luego, una a una,
se escapan hechiceras
con un abrazo largo
y un beso adormecido.
Para tañendo arpas
cantar a la beldades
de todas las princesas
que colman nuestras vidas.
Regresan complacientes
a ocupar los espacios
que el corazón destina:
a los retazos claros
de la noche marina!