Con el primer albor de la mañana,
con el primer trino de las golondrinas,
has despertado ya, niña Susanna,
dispuesta a jugar “las cuatro esquinas”.
De la esquina del Norte, de allí pende
la Estrella Polar, orientadora,
de tus primeros pasos y por ende
me trae tu presencia evocadora..
En la esquinita opuesta, luce y yace
La Cruz del Sur, siempre esperanzada,
por ver si de Susanna hace
otra estrella del cielo, iluminada.
Por Oriente es Marte quien habita:
precediendo a un sol esplendoroso,
pregonero de esta niña pequeñita
que nos llena el corazón de gozo.
Y ya Venus te espera en Poniente,
venturosa estrella vespertina,
que te acompañe siempre, omnipresente,
con su ventura para cada esquina.
Cambridge, Octubre 12, 2005