Saltar al contenido

No llores corazón por mi condena,
ni llores corazón por su maldad.
No llores corazón por ésta pena,
tan solo llora, corazón, porque es morir:
haberla dicho Adiós!

Clemson, South Carolina/1960.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *