Quisiera que mi voz
perdurara incólume
como la cruz bordada
en las capas Templarias.
Victoriosas mil veces
en la grandes Cruzadas
y que incluso el Apóstol
llevara en sus hazañas.
Quisiera la palabra
de claridad suprema
que se adentrara, presta,
en el bosque recóndito,
para hallar en la fronda
el silencio más intimo
que sellara mis pasos
con trazos de jacinto.
Escalarlas tranquilas
las Alturas mas altas,
para palpar estrellas
en las noches templadas.
Deslizarme sereno
sobre olas turquesas,
que despiden calladas
a las playas ausentes.
Redimir las distancias,
anular los espacios
y sentir que la vida
continua presente.