En ésta España verde de los naranjos
donde brota una copla por bulerías
y otra con el embrujo de los fandangos
y el decir de las gentes en romerías.
Cual en los tentaderos de Salamanca
ha de correr mi pena como los toros,
hiestas agujas filas con que arranca
el corazón maltrecho por ojos moros.
Ojos color obscuros como el pelaje
negro, profundo y terso de los encierros,
saben guardar perversos bajo el ropaje
la juguetona rabia de los becerros.
Yo, muletilla eterno por los caminos,
viejo amigo del polvo y las volteretas,
he de seguir creyendo en mis desatinos
como el gitano fiel a sus panderetas.
Madrid. 1965.