Saltar al contenido

Escucho un tañido,
percibo un susurro
que quedo me dice
que ha llegado ya:
la hora más triste,
la hora mas sola,
“el ángelus” suena,
el día se va.
Así siguen yéndose
millares de instantes
alegres o grises
que no volverán.
En loca carrera
veloces huímos,
hacia lo insondable,
hacia el más allá.

Quito/1957

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *