Albatros gracilíneo
has dejado esas playas,
Pacificas de nombre
pero olas montañosas.
Para volar airoso
a Islas Encantadas,
cúspides de volcanes
otrora encendidos.
Universo de lavas
que la naturaleza
ha dejado a la Historia
para asombro perpetuo.
Allí has anidado
para prolongar la especie
de aves pregoneras
de todo lo vivido.
Te has llevado mis ansias,
mis sueños, las penas,
dejándome insensible
a todo lo terreno.
Solo quiero asomarme
a tu transito etéreo,
para dejar la vida
en paz y con silencio.
Silencio prodigioso
que es el primer sonido
y habrá de acompañarme
el momento supremo.
Galápagos, Abril 1985