Cae la noche tropical
entre susurros,
en tanto Bahía de Caráquez
se mece, junto a un brazo de mar
y otro de río.
La brisa trae hasta la calle
el perfume,
que se descuelga de verjas florecidas,
al par que avivo alegre paso
camino a “Remembranzas”.
Rencuentro semanal con las canciones
de siempre,
manantial inagotable de boleros,
que acarician con tersura acrisolada
una casa solariega.
Compañeros de alma bohemia,
compañía soñada,
acudirán para preñar la noche
de notas de amor y dolor
en piano y guitarras
Manantial de pasión
y de licores,
que acompaña a los trinos
seductores
que enamoran a propios y extraños.
Así, idolatrada en las gargantas,
llegará la madrugada,
con su diáspora de luz
resplandecida
por alguna estrella rezagada.
Para entonces, con paso vacilante,
habremos de volver
amanecidos,
de compases llena la cabeza
y de abrazos amigos.
Bahía, Marzo 1995