Quedose atrás la playa salpicada
por todas las vivencias de éstos años,
ha vuelto el mar a destrozar la rada
donde creíamos no soportar más daños.
Vientos ignotos para nuestras naves
han levantado rumbos escondidos,
en torbellinos que con sus bramidos
nos han dejado sin los cantos suaves.
Con que solíamos arrullar el celo
de los amores que la vida trae
en la madurez de su existencia.
Y entonces trato de mirar al cielo
para buscar si de sus pliegues cae
el astro azul que anuncie tu presencia.
Bahía de Caraquez 1994..