Sereno e imponente, lleno de vida
como la fuerza genial que cincelara
el bello cuerpo y la apacible cara
conque David ganara la partida.
Emergen luz y fuego de cada forma dura
en que gráciles líneas demarcan el atleta,
parecen detalles hallados en paleta:
más son la apoteosis del golpe que perdura.
Centinela exquisito de la ciudad del arte,
guardas en tu finura el genio florentino
al que Miguel Ángel contribuyera en parte.
Y siendo de la Gloria señero tu camino,
habrás de ser hermoso y fiero como Marte,
perfecto e intocable, humano y divino.
Florencia 1963