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Desearía iniciar la jornada postrera
en ésta noche serena
en pos de un bello ideal.
Perderme entre tanta luz
que emana la luna llena.
Impregnarme de paisaje
celeste cual los destellos
impulsados por el cielo.
Embeberme de aire puro,
dejar lo civilizado,
seguir por algún sendero
asido a Dios de la mano.

Quito/1958.

 

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