Dadme de beber de esas fuentes
que traen el rastro
de un amor antiguo.
Que pueda deleitarme en el pasado,
cuando amar era posible
y deseado.
Que no me abandonen las ansias
y el empuje
que una vez alimentaran
la esperanza.
El lúdico espejo deslumbrante,
donde flotaba su cuerpo,
sin reparos.
Superemos por una vez
los propios años,
que nos arrinconan, ingratos, amargados.
Volvamos a las risas y a las copas,
a las cuestas y esquinas conocidas,
a aquellos amores de estudiante
que fueron fuelle para empezar vidas.