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Habrá que dejar unas estrofas
atadas al balcón sobre el Poniente,
que forman cien estrellas reunidas
para irradiar su luz incandescente.

Luz que no podrá quemar estas cuartillas
y en cambio, si, iluminarlas decidida,
dejando evidencias poderosas
de la palabra: siempre agradecida.

Porque hubo ocasión de acariciarlas
como muchas palabras se merecen
y dejar testimonio inapelable
de que algunos versos resplandecen.

Poesía eterna, aún cuando no hubieran primaveras:
“ volverán las oscuras golondrinas”.
Otra cosa es que sepamos capturarlas
y plasmarlas en estrofas vespertinas.

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