Salir al paso
de unos ojos claros
fue el comienzo
de esta pasión.
Y desde entonces
sufro encerrado
tras sus pestañas
como barrotes
de una prisión.
Entre los cuales
se cuelan trinos
todas las tardes
al caer la luz.
A reiterarme
que nada espere,
que el cautiverio
es otra Cruz.
Cierra los ojos
hermosa dama:
las celosías
de tu beldad.
Quizás, entonces,
cese el martirio
entre un remanso
de oscuridad!