Antonio Machado dijo:
“hubiera querido ser
un gran banderillero,
en vez de un tal poeta”.
Quien fuera banderillero
para citarle a luna de lejos
hacer un quiebro en la noche
y dejar en sus lomos plateados
un par de banderillas cortas.
Mirar como las estrellas
desde el tendido infinito,
sin sol y sin sombra,
resplandecen con sus palmas
y te gritan torero valiente.
Quisiera reunir mis sueños,
esos que se escaparon un día,
alzar al cielo los brazos
y asomándome al balcón,
clavar un par de luceros.
Quien pudiera citar a la muerte
sacándole de su querencia,
hacerle un quite en los medios
y saltar por el burladero.
No, a la muerte no la puedes torear
hay que mirarla de frente
hay que dejarla llegar, despacio,
con los brazos abiertos
con un par rehiletes rojos,
como la sangre derramada,
prender en su lomo descarnado
las últimas banderillas de la vida.
También dijo Machado:
“Entre el vivir y el soñar
Hay una tercera cosa:
Adivínale.”
LSM. 2 de Mayo del 2019