Rasgó la escala
de mi azul celeste
un relámpago de amor
que estallaste.
Seguía otro,
cual pájaro violáceo,
que buscaba, certero,
atravesarme.
Preludio de tormenta desatada :
que habría de envolverme,
enteramente.
Diluvio de caricias
y vendaval de besos,
supieron empaparme
más allá de las venas.
Dejando cicatrices en la mente
y en el alma
sensaciones de vacío.
Habrías de volver?
Otro relámpago?
O la tempestad se ha ido
para siempre?