Un amigo poeta
cavilaba nostálgico
pensar que yo tenía
la miel entre los labios,
las manos siempre llenas
y el corazón volátil.
Unas veces arriba
en un cielo sin nubes
y otras muy bajo
repasando las olas,
en bajel que surcaba
con su quilla de ámbar.
Un amigo poeta
cabalgaba al galope,
al galope tendido
y a veces desbocado,
con la suerte de cara
pues si a veces caía
veloz se levantaba.
Un amigo poeta
hilaba sus estrofas
en un telar de luces
donde no habían sombras.
Solo brillaban plenas
las metáforas nuevas,
que gráciles trenzaban
caprichos de las musas.
Discurría la vida
de un amigo poeta
entre albas rosáceas
y tardes repentinas,
que tal desembocaban
en un mar de luceros.
Siempre supo tentarse
por relatos fantásticos,
entre Gnomos y Hadas
y cantos de sirena.
Sucumbió, seducido,
a las letras señeras
que fabrican los sueños:
los que forjan hazañas.
Y traen despertares
pletóricos de dicha,
donde solo hay cabida
a esperanza y a gozo.
Un amigo poeta
que bien disimulaba
los zarpazos del Tiempo
que tan cruel insistía.
Tarareaba una copla,
buscaba una sonrisa,
para encimar la cuesta
que a su paso empinaba.
Un amigo poeta
se ha ido a otra esfera?
Aun no. Sigue en la orilla,
esperando La Barca
puliendo alguna idea.