Ditirambo de un tempo
omnipresente,
corchea y fusa
buscando su armonía.
Raudal de notas
formando una cascada,
en el arranque
de esta sinfonía.
Batuta de coral
relámpago de arte,
desde el atril emana
enardecido,
cuando "el allegro"
encuentra el sortilegio
que despierta
el genio enmudecido.
Grandes compositores,
Mendelsson, Brahams, Mozart,
el propio Beethoven,
asienten complacidos:
mientras las cuerdas
se muestran insinuantes
y los metales prestan
sus sonidos.
Traen el impulso
de cerrar los párpados
y sumergirse
con singular deleite,
en ese inmenso abismo
de gozos colosales:
qué sabe aprisionarnos
sensualmente.
Apoteósis final
cuando " in crescendo"
resuenan las notas
más audaces.
Momento imperecedero
de belleza,
el más fiel testimonio
de tan ricos compases.
Rondando los ángulos
de todos los rincones,
ensoñaciones mias.
Fraguadas en el seno
de nuevas ilusiones,
haciendo de la música
un teorema:
de la más excelsa geometría.