Tersa la mar,
sereno el horizonte.
Aquí la Sierra Bermeja
resplandece al sol,
con sus tonalidades rojas.
Unas barcas faenan, aun.
Las demás se fueron
con el alba.
Como se va mi pensamiento,
itinerante,
buscando esas voces.
Voces pescadoras, marineras,
entrelazadas,
como redes viejas.
Redes donde quedaron ilusiones,
deseos, afanes
y sinfín tareas.
Resuena el eco por toda la mar
mediterránea,
el eco antiguo
de pueblos antiguos.
Civilizaciones varias,
que nos legaron el tesoro mágico
del conocimiento humano.
Es el rumor del mar, que trae,
una y otra vez,
la sabiduría abisal
de muchos seres.
Mi mente, en un ir y venir,
constante,
partiendo, volviendo.
Para no perder la herencia,
inigualable,
que a través de los siglos,
rescata impertérrito el oleaje.
Estepona, 2010