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Alarido de carne
recóndito el flamenco
desgarra una hemorragia
que no encuentra sutura.
Anida en las gargantas,
sin duda en la guitarras
y en los tacones recios
de ritmo inacabable.
Desde tiempos remotos
asiste al fuego fatuo
que ronda las candelas
que alumbran los corrillos.
Donde palmas y quejas
audaces serpentean,
premonición certera
de nuevos casamientos.
De nuevos “churumbeles”
que traen en los genes
la alegría y el llanto
que funden las entrañas.
Mas siempre prevalece
la pena seductora
que desgarra su cuita
con acordes del alma.
Notas entrecortadas
por “jipíos” intensos
que arrancan los demonios
de tantas bailaoras.
Aleación misteriosa
Flamenco indescifrable,
superas los alcances
de lo inimaginable.

Jerez, 2006

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