Fado de madrugada
cercenas las entrañas,
con voz acongojada
repleta de saudade.
Esbozado en el humo
y embozado en licores,
los vapores etílicos
me transportan al Tajo.
Puerta abierta a los mares
crisol de navegantes,
acaricias guitarras
preñadas de dulzura.
Fado de las distancias
en noches portuguesas,
donde todos yacemos
encerrados en versos.
Amalia principesca
del fado lisboeta,
ante Ti se han abierto
mis venas de poeta.
Lisboa, Junio 2004