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Relatos (A mi hermano Leonardo)

Tus relatos de Pedro y el Maestro Divino

nos traen las pisadas de bíblicos lugares,

sandalias pescadoras que hicieron sus andares

hollando, paso a paso, un rastro peregrino.

 

Ecos engrandecidos por paz y por silencios

de diálogos profundos, por demás admirables,

trasuntos por los siglos en leyes perdurables

que nos dictan la esencia de todos los misterios.

 

Sobrepuestos al Tiempo, consiguen tus afanes

mitigar la vida con bellos pensamientos,

recónditos desplantes al paso de los años.

 

Y entonces constatamos que actúan como imanes

logrando, musicados, detraer sufrimientos,

haciendo que sintamos que hubieron menos daños.

Estepona  Dic. 31/2000

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